Plano del Territorio Nacional de Santa Cruz (1921)
(archivo de Osvaldo Bayer)
Lo que sí suena a ridículo es la tesis de los que hoy todavía sostienen que la represión de las huelgas de los peones patagónicos de 1921-1922 se hizo en defensa del patrimonio nacional contra quienes, enarbolando la bandera roja, querían “internacionalizar la Patagonia”. Sin necesidad de bandera roja, la Patagonia ya estaba internacionalizada, no sólo por el latifundismo extranjero, sino también porque toda su riqueza se llevaba en bruto al exterior. Es decir que la intervención del ejército argentino no iba a ser para defender lo nacional sino para resguardar un estatus, un régimen injusto, los privilegios de sociedades anónimas extranjeras…
El presidente radical, Hipólito Yrigoyen, había osado proceder por entonces dos veces consecutivas contra los “sagrados intereses” de los verdaderos dueños de la Patagonia. Había reimplantado las aduanas en el lejano sur para controlar importaciones y exportaciones y había ordenado remensurar los campos. Esto último significó que la extensión de muchas estancias se redujera considerablemente, ya que se habían posesionado de mucha más tierra de la que les correspondía.
Estas dos medidas ponían coto a una serie de prerrogativas y derechos adquiridos per se. Pero, por otro lado, creaban un clima de autodefensa de los grandes propietarios que los llevará a unirse y a resistir todo lo que tuviera olor a fisco y a funcionario gubernamental.
El propio coronel Varela en su informe al Ministerio de Guerra sobre la campaña contra los huelguistas, escribió: “En general, la impresión que causa al argentino, es la de que el territorio de Santa Cruz no pertenece a nuestra Patria.”
Y el capitán Viñas Ibarra, jefe de una de las columnas represoras de las huelgas patagónicas, manifestó: “Unos pocos estancieros eran dueños de toda la Patagonia, pagaban con vales o en moneda chilena...”
En esta sección vamos a encontrar tres mapas. Uno de ellos georreferencia la denominada Concesión Grunbein (1893), a través de la cual se cedieron más de 2 millones de hectáreas de nuestra Patagonia a estancieros británicos. Otro, contiene la información sobre las tierras pertenecientes a los hacendados que actuaron desde la Sociedad Rural y la Liga Patriótica en el accionar represivo del sur. Finalmente, el último mapa da cuenta del dominio terrateniente de la familia Braun/Menéndez.
La localización de las estancias se hizo en base al plano del Territorio Nacional de Santa Cruz (1921) del archivo de Osvaldo Bayer, que perteneciera a su padre.
… Todo había nacido con la concesión Grünbein, del presidente Roca, por la cual se cedieron 2.500.000 hectáreas a diecinueve estancieros británicos. Primero, para “despejar” los campos se contrataron a los “cazadores de indios”, que eliminaron a los tehuelches, y luego se comenzó con la explotación de las fuerzas de trabajo que llevó a las huelgas que terminaron con el fusilamiento de más de mil trabajadores del campo.
Por esta concesión salieron del dominio del Estado nada menos que 2.517.274 hectáreas. Se le vendieron a Adolfo Grünbein 400 leguas kilométricas a 1.000 pesos oro sellado la legua. De ellas, 125 leguas fueron traspasadas al Banco de Amberes.
El gobierno oligárquico de fines de siglo condenaba así a la Patagonia al régimen latifundista, al régimen medieval de fuentes primitivas de explotación. Condenaba a la Patagonia a la oveja, la forma de producción más dañina y negativa.
Con el reparto de la concesión Grünbein (1893) se benefició a los señores Halliday, Scott, Rudd, Wood, Waldron, Grienshield, Hamilton, Saunders, Reynard, Jamieson, MacGeorge, MacClain, Felton, Johnson, Woodman, Redman, Smith, Douglas y Ness, todos ellos británicos; Eberhard, Kark, Osenbrüg, Bitsch, Curtze, Wahlen, Wagner, Curt Mayer y Tweedie, alemanes; Bousquet, Guillaume, Sabatier y Roux, franceses; Montes, Rivera, Rodolfo Suárez, Fernández, Noya y Barreiro, españoles; Clark, norteamericano; Urbina, chileno, y Riquez, uruguayo. Es decir, ningún argentino.
Parte de esta concesión fue detallada por Roberto J. Payró en su libro La Australia Argentina, con notas explicativas que incluyen además algunos lugares destacados al solo efecto de facilitar la ubicación de las tierras.
Plano concesión Grünbein.
La Australia Argentina. Roberto J. Payró
Asimismo, Payró incluyó por separado una lista de los principales hacendados que no figuran en el plano de su libro, ya sea por estar ubicados al norte de Santa Cruz o porque la información la recibió con posterioridad, texto que podemos encontrar en La Patagonia Argentina, de Edelmiro Correa Falcón y Luis J. Klappenbach, publicado en 1924.
Para el año 1920, más de 20 millones de hectáreas se encontraban divididas en 619 establecimientos, de los cuales tan sólo 189 eran de argentinos (...) Pero lo que resulta más curioso es que, en aquel Río Gallegos de 1921, todos -sin excepción- los que integraban la Liga Patriótica Argentina eran extranjeros.
Medalla Liga Patriótica Argentina
En defensa de sus intereses los poderosos se mueven mucho y bien… En Buenos Aires cuarenta hacendados del sur tocan todas las puertas, visitan todos los diarios, accionan todos los resortes: el gobierno, el ejército, la Sociedad Rural Argentina, la Liga Patriótica, la Asociación del Trabajo.
Tres son las misiones que actúan de manera independiente pero en forma coordinada. Alejandro Menéndez Behety y Mauricio Braun, en la capital; Edelmiro Correa Falcón, que inviste la representación conjunta de los estancieros y de la Liga Patriótica y Asociación del Trabajo de Río Gallegos; y la misión Cobos, que, con un grupo de hacendados, viene por la Sociedad Rural de San Julián y Puerto Santa Cruz y por la Asociación Pro-Patria.
Escudo Sociedad Rural de Río Gallegos
El 16 (agosto 1921) realizan asamblea y eligen a Mauricio Braun, Carlos Menéndez Behety, Piedra Buena, Volkhauser, Pedemonte y D'Hunval para que entrevisten al propio presidente Yrigoyen. Esta vez los hacendados de allá, los que viven y sufren en Santa Cruz, no los que pertenecen a las sociedades anónimas, están contentos. Es que ahora Mauricio Braun y los Menéndez Behety dan la cara abiertamente, son ellos mismos los que mueven sus múltiples resortes y no sus “palos blancos” (personas que figuraban como dueños oficialmente pero que en realidad eran meros representantes de sociedades anónimas o latifundistas individuales).
Dos días después se hace en la Bolsa de Comercio la primera reunión para unificar a todos los empresarios patagónicos. Se designa a Mauricio Braun, Alejandro Menéndez Behety, Cobos, Watson, Piedra Buena, Berrando, López y Amaya para que redacten la carta orgánica. A este nuevo conglomerado patronal se le da gran importancia, porque será un “uno para todos, todos para uno” entre Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut. Una unificación de fuerzas ante cualquier peligro. Esta vez no los van a agarrar solos y divididos. El hachazo va a ser preciso y tajante. Es que es el único camino, una barrida en forma para que el ambiente quede puro por lo menos por cincuenta años.
Mapa Sociedad Rural / Liga Patriótica
… El poder en la Patagonia estaba dado por la ecuación: tierra más producción de lana más comercialización más dominio del transporte…
En la época en que se van a iniciar las huelgas de Santa Cruz, Mauricio Braun poseía en sociedad con su hermana Sara Braun la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego que llegó a disponer de 1.376.160 hectáreas, cifra astronómica que difícilmente haya sido superada en el mundo… con 1.250.000 lanares que producían 5.000 millones de kilos de lana, 700.000 kilos de cuero y 2.500.000 kilos de carne.
Medalla Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego
La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF, constituida en 1893 en Valparaíso, Chile) llegará a contar en su patrimonio con 3.000.000 has (Patagonia chilena y argentina y Tierra del Fuego), alrededor de 2.000.000 cabezas ovinas, más la infraestructura correspondiente a estancias, galpones para esquila y curtiembre, graserías, frigoríficos, muelle de atraco para embarques y el ferrocarril con la traza de Puerto Natales a Bories. Asimismo, tanto Sara Braun como su hermano, Mauricio, poseían estancias propias.
Por su parte, José Menéndez —acusado por José María Borrero en su libro La Patagonia Trágica de diezmar a los habitantes autóctonos de nuestro lejano sur— había sido uno de los socios fundadores de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF). Pero a su vez había adquirido en concesión la estancia San Gregorio, de unas 100.000 ha a orillas del Estrecho de Magallanes, en donde desarrolló en pocos años un frigorífico, un muelle propio de 200 m y hasta un ferrocarril de trocha 1,0m que abarcaba la traza desde el galpón de esquila hasta el muelle del denominado puerto Sara.
Tanto José Menéndez como Mauricio Braun desarrollaron todo tipo de emprendimientos. El historiador Juan Hilarión Lenzi en un artículo señala que “las empresas comerciales y navieras que operaban bajo la dominación de Braun y Blanchard —que tuvo el carácter de holding— y las que actuaban bajo la denominación de José Menéndez, competían entre si, tanto en su sede magallánica cuanto en la región patagónica. El suegro pugnaba en el mundo de los negocios con el yerno. Ni don José ni don Mauricio se daban cuartel.”
Pero finalmente tenía que venir la unión y en junio de 1908 se asociaron al constituir la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia.
A la luz del ejemplo de los Braun Menéndez se puede ver quiénes eran los dueños de las riquezas de la Patagonia argentina y de la zona austral chilena y el factor de poder que inexorablemente representaban.
Mapa Menéndez - Behety / Braun