Liga Patriótica

… después de la Semana Trágica de enero de 1919, las clases altas y la clase media alta, es decir, todos aquellos que tienen algo que perder en caso de un alzamiento obrero, si bien saben que cuentan con el ejército como gran aliado, no por ello dejan de preparar sus autodefensas. Y el genio de esto será el doctor Manuel Carlés, de gran talento organizativo, presidente de la Liga Patriótica Argentina, quien sabrá preparar en todo el territorio una organización paramilitar, un verdadero ejército de guardias blancas. Son las llamadas “brigadas”, formadas por los patrones, los empleados ejecutivos, los capataces, oficiales retirados del ejército, marina de guerra y policía, y los denominados “obreros buenos”. En resumen, por la “gente de bien”. Tienen buenas armas y patrullan los pueblos y los campos. Si algún propietario tiene algún problema con sus peones, allá se reúne la brigada y marcha en su apoyo. Es gente decidida a todo, a defender lo suyo. Carlés, además, ha formado las “brigadas femeninas”, dirigidas por jóvenes católicas de familias de muy buena posición e integradas por mujeres que trabajan en fábricas y el servicio doméstico. Manuel Carlés hace giras por todo el país alertando contra los obreros organizados y contra el yrigoyenismo, a pesar de haber sido hasta hace poco funcionario de ese gobierno.

La Liga Patriótica se movía con total independencia: ordenaba armarse, reprimir huelgas, auxiliar a patrones en peligro, etc., todo en forma pública, a través de los diarios.

Queda claro que la Liga se mueve con absoluta libertad: expulsan obreros, cargan armas, allanan sindicatos, disuelven manifestaciones. Es un contrasindicato, un sindicato de patrones. Con la única diferencia de que el gobierno y la policía no les permite a los obreros la portación de armas pero a los liguistas sí.

Guardia Blanca/Liga Patriótica en Santa Cruz -

…lo que resulta más curioso es que, en aquel Río Gallegos de 1921, todos —sin excepción— los que integraban la Liga Patriótica Argentina eran extranjeros…

Correa Falcón aconseja armarse y organizar la Liga Patriótica, algo que se concretará en Río Gallegos en julio de 1921. El diario La Unión anunció en sus páginas este acontecimiento: … “tras un breve cambio de ideas y como la realización de un anhelo común, quedaron conciliadas todas las voluntades con la formación de una brigada local de la Liga Patriótica Argentina, institución benemérita a la que ha dado vida la necesidad urgente que venga a llenar en el país y a la que ha dado nervio su infatigable presidente, el doctor Manuel Carlés, sano ejemplo de consagración a tan alta y desinteresada obra”.

Y finaliza diciendo el vocero de los hacendados: “La brigada local de la Liga Patriótica recibirá la adhesión espontánea de todos los argentinos y extranjeros que desean prestar cooperación eficaz a la obra patriótica y civilizadora de la institución”.

La primera comisión la presidirá Ibón Noya; será vice el gran garroteador Diego Ritchie; secretario, Arturo Brisighelli, hombre que andaba bien con el gobernador y el radicalismo; luego, estarán Santiago Stoppani (director de la cárcel), Max Loewenthal, Manuel Fernández (el boicoteado), el doctor Bartolomé Pérez (fundador del yrigoyenismo en Santa Cruz), Edelmiro Correa Falcón, Nicolás Feller y Luis Klappenbach. Gente decidida a todo. La Liga Patriótica demostró que no era moco de pavo. Los patrones se unen cada vez más estrechamente…

El doctor Alejandro Sicardi, va a presidir la Liga Patriótica de Puerto Santa Cruz. El comisario Juan Albornoz queda al frente de la delegación en San Julián. También se organiza definitivamente en Colonia Las Heras.

En el libro La Patagonia Argentina, de Edelmiro Correa Falcón y Luis Klappenbach, se señala que: “De acuerdo con el plan formulado por el presidente de la Liga Patriótica, se fundaron en las estancias principales del territorio, sub-brigadas, cuya dirección se encomendó al propietario o administrador del establecimiento. Se las proveyó de escudos y banderas, con la recomendación de poner aquél en sitio bien visible de la casa principal”.

En 1922 Manuel Carlés viajó al sur argentino y a lo largo de su recorrido promovió la creación de más de 290 brigadas.

Leónidas Anastasi, legislador de la Cámara de Diputados de la Nación manifestó en la sesión del 8 de febrero de 1922: “La Liga Patriótica llama anarquista a todo trabajador que reclama su salario, que exige mejores condiciones de vida y de higiene. El memorial (de Carlés) destruye precisamente la leyenda de los bandoleros de la Patagonia porque resulta que por el mismo sabemos que se trataba de una huelga, huelga que compara a las que habían ocurrido repetidamente en la Capital, en Santa Fe, en Entre Ríos, en Córdoba, en Mendoza, en Tucumán, Chaco y Misiones…”

Cabe señalar que, por su parte, la Liga Patriótica de Punta Arenas participó en la represión del movimiento obrero en el sur chileno.