Ley N° 10903 de Patronato de Menores o Ley Agote

Frente a los episodios de La Semana Trágica, la Prensa decía en sus páginas que “miles de delincuentes y una multitud de vagabundos, compuesta por adolescentes arrojados a los desórdenes por carecer de cuidado y por la indiferencia del gobierno fueron los principales responsables de la violencia”. El Dr. Luis Agote, argumentando a favor de su proyecto, vincula esos sucesos a la niñez abandonada y delincuente: […] “en los días aquellos de la Semana Trágica los que encabezaban todos los movimientos, los que destruían, eran turbas de pilluelos que rompían vidrieras, destruían coches, automóviles, y que en fin, eran los primeros que se presentaban en donde hubiera desorden… los que iban a la cabeza en donde había un ataque a la propiedad privada o donde se producía un asalto a mano armada, eran los chicuelos que viven en los portales, en los terrenos baldíos, y en los sitios obscuros de la Capital Federal” .

En su participación durante el debate parlamentario se destacan los siguientes fragmentos:

 

“Las etapas de esta carrera de la vagancia y el crimen son las siguientes: Los padres mandan a los niños a vender diarios, y el primero, segundo y tercer día reciben el producto obtenido de la venta. Pero en seguida los niños juegan el dinero o se lo gastan en golosinas y cuando llegan a sus casas, el producto de las ventas se halla muy disminuido. Entonces los padres los castigan y después de dos o tres correcciones, generalmente un poco fuertes, resuelve el niño no volver nunca más a su casa y viven robando en los mercados, durmiendo en las puertas de las casas y fatalmente caen en la vagancia y después en el crimen”.

“Es necesario no equivocarse y conocer la piscología infantil. El niño es ratero, es mentiroso, es incendiario, comete sinnúmero de faltas aunque haya nacido en el hogar más respetable y más moral -y más adelante- tengo en mi banca varias sentencias de jueces condenando por reincidentes a chicos de diez, once doce años de edad. Si se busca en los antecedentes de estos pequeños criminales, se encuentran que son lustrabotas, vendedores de diarios, mensajeros. -y después- está probado que el 50 por ciento de los individuos que están en las prisiones y que residen desde la niñez en nuestro país, han sido vendedores de diarios”.

Más tarde declararía: “Yo tengo la convicción profunda de que nuestra Ley falla si no llegamos a suprimir el cáncer social que representan 12 a 15 mil niños abandonados moral y materialmente (que) finalmente caen en la vagancia y después en el crimen”. El diputado conservador proponía algo muy simple: “recluirlos en la isla Martín García. Allí hay condiciones suficientes para el alojamiento de 10 mil menores vagabundos”, quienes “provistos de elementos de trabajo, y bajo una buena vigilancia moral, se convertirán en hombres buenos y sanos para el país”. Quienes lo auxiliaron en sus fundamentaciones no se privaron de exponer la verdad respecto de la esencia de la ley 10903: “El Estado tiene el derecho de secuestrar a los menores cuya conducta sea manifiestamente antisocial, peligrosa, antes de que cometan delitos…No hay en ello restricción de libertad civil: el menor no la tiene y sólo se trata de sustituir la patria potestad por la tutela del Estado”.

Finalizaba así el año 1919, y nuestro país ya disponía –gracias al Dr. Agote- de un segundo instrumento represivo, esta vez contra los hijos de los inmigrantes. Históricamente las políticas hacia la infancia estuvieron divididas en dos áreas escindidas, diferenciando entre los niños pertenecientes a familias que ofrecían supuestas garantías para su desarrollo, y los niños carentes de contención, nacidos en familias concebidas “moral, económica o socialmente desvalidas”. Para los primeros, con la ley de Educación Común de 1884, el Estado comenzó a desarrollar una política educativa destinada a garantizar la inserción de infantes en la comunidad y, al mismo tiempo, al moldeamiento de las pautas familiares. Respecto a los segundos, en el marco de la creciente inquietud de las elites por el “desbordante” mundo de los sectores populares y la conflictividad social, se sancionó la ley del Patronato Nacional de Menores o “Ley Agote”